July 23, 2020 | Los botes de las Cataratas del Niagara reflejan las diferencias entre Canadá y Estados Unidos relativas a las respuestas al Coronavirus.
En la pequeña ciudad de Niagara Falls, en la provincia de Ontario, el contraste no puede ser mayor entre la oferta comercial y la impresionante belleza natural del lugar.
En esta ciudad canadiense de unos 88.000 habitantes, en la frontera con Estados Unidos, el turismo es la principal actividad económica. En 2014 se estimaba que unos 30 millones de turistas acudían anualmente a la región de las cataratas del Niágara.
Visitantes de todos los rincones del mundo acuden a ella. Las parejas con poco presupuesto viajan a este lugar para casarse y pasar la luna de miel. Abundan los locales de comida chatarra y lugares como la Avenida Victoria ofrecen al visitante espectáculos de feria ambulante como el Museo de muñecos de cera Louis Tussaud’s, o La casa de Frankenstein en el 4697 de la calle Clifton Hill. A un par de cuadras está El castillo de Drácula y en la esquina está La casa embrujada. A estos templos de la cultura popular norteamericana se suma una gran cantidad de comercios de venta de recuerdos, desde tazas a muñecos de peluche y poleras estampadas con el nombre “Niagara Falls”.
A unas cuadras de este carnaval del consumismo están las cataratas de Niágara, considerada como una de las maravillas del mundo natural, y donde las aguas del río Niágara se precipitan de una altura de unos 64 metros.
Zona de frontera entre la provincia de Ontario, Canadá y el estado de Nueva York, Estados Unidos, esta zona hídrica comprende tres anchas cataratas: la canadiense, la estadounidense y una tercera, la catarata Velo de Novia, que se encuentra del lado de Estados Unidos.
En este escenario natural también se ha podido ver las diferencias entre Canadá y Estados Unidos a la hora de enfrentar la pandemia.
Mientras que en Estados Unidos, gobernado por un presidente más preocupado por su reelección, los casos de Covid-19 siguen aumentando de manera fulgurante, Canadá ha logrado contener en gran medida la propagación del virus, ayudado por estrictas medidas de distanciamiento social y máscaras obligatorias en varias jurisdicciones.
En las famosas cascadas de la frontera entre Estados Unidos y Canadá operan compañías de transbordadores que son embarcaciones con una capacidad de transportar unas 700 personas a contemplar de cerca las cataratas. Actualmente, ante los estragos de la pandemia, los canadienses se limitan a embarcar a sólo seis pasajeros por barco. Pero en el lado estadounidense, los transbordadores funcionan al 50% de su capacidad, según el servicio turístico Maid of the Mist.
Datos del gobierno de EE. UU. publicados el martes muestran que los casos de coronavirus reportados y confirmados subestiman enormemente el verdadero número de infecciones, haciéndose eco de los resultados de un estudio más pequeño llevado a cabo el mes pasado.
Las autoridades canadienses se están ocupando tanto de los turistas no deseados que se filtran por la frontera como de los viajeros autorizados, incluidos los trabajadores esenciales y las familias que se reúnen, que infringen las estrictas leyes de cuarentena, lo que causa preocupación por posibles brotes en varias provincias.
Los turistas que se encontraban de visita en las cataratas el martes dijeron que se sentían mucho más seguros con el límite de seis personas por barco.
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Desde Quebec, Canadá, en exclusiva para RLI de PY, les reportó Omar Ruiz-Díaz